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Deslizamiento de disco

A continuación se describe la hernia de disco (también llamada prolapso discal). La enfermedad se explica mediante una definición y se abordan las causas de la hernia de disco. Se presentan los posibles síntomas de una hernia de disco. Además, con base en el modo de acción de kybun y mediante ejercicios de ejemplo se explica cómo se puede tratar una hernia de disco.

 
 
 
 
 
Deslizamiento de disco

Definición

¿Qué es una hernia de disco?

Una hernia de disco, también llamada prolapso discal (médicamente: discusprolaps), es una patología de la columna vertebral en la que el interior blando y gelatinoso de un disco intervertebral (núcleo pulposo) sale hacia el exterior a través del anillo fibroso externo. Los discos se sitúan entre los cuerpos vertebrales y actúan como una especie de amortiguador para absorber sacudidas y cargas. Si uno o varios de estos discos están sometidos a una carga excesiva, desgastados por la edad o dañados, puede producirse una rotura en el anillo fibroso. Como consecuencia, el llamado núcleo pulposo se desplaza y puede presionar nervios adyacentes o la médula espinal.

Disco sano

Columna vertebral Disco
  1. Médula espinal
  2. Nervio espinal
  3. Anillo fibroso
  4. Núcleo pulposo

Protusión discal - Protrusión

Protrusión discal

Hernia discal - Prolapso

Reconocer una hernia de disco

El 90 % de las hernias de disco se producen en la columna lumbar (LWS), afectando con frecuencia los discos L5/S1 o L4/L5. Cuando la hernia lumbar presiona sobre el nervio ciático principal, pueden aparecer dolores intensos que irradian desde la parte baja de la espalda hacia la nalga y a lo largo de una pierna. Aproximadamente una de cada diez afecta a la columna cervical (HWS) —entonces se habla de una hernia cervical o discushernia cervical—. Los síntomas suelen irradiarse a un brazo y pueden acompañarse de alteraciones sensoriales como entumecimiento, hormigueo o incluso paresias. Es mucho menos frecuente una hernia en la columna torácica (BWS). En estos casos, el dolor suele presentarse como molestias circunferenciales en la zona del tórax. Los síntomas típicos de una hernia torácica incluyen hormigueo o entumecimiento en el pecho o abdomen, limitación del movimiento o dolor dependiente de la respiración.

En una protrusión discal (protrusión del disco) el disco se abomba hacia el exterior y puede presionar dolorosamente la médula espinal o una raíz nerviosa. La causa suele ser el debilitamiento e inestabilidad de la pared externa del disco. A diferencia de una hernia verdadera, el núcleo pulposo permanece completamente dentro del anillo fibroso, que aún está intacto. Por eso también se habla de una hernia “incompleta” o de una posible fase previa.

Causas de la hernia de disco

La hernia de disco es una de las causas más habituales de dolor de espalda. Las causas de la hernia de disco están estrechamente relacionadas con las condiciones ambientales cambiadas, que se deben al extendido estilo de vida sedentario y la falta de movimiento en la vida diaria. Estos factores interactúan en varios niveles y afectan negativamente a la salud de los discos intervertebrales.
El mundo laboral y de vida de hoy difiere fundamentalmente de generaciones anteriores y de nuestros antepasados, que eran cazadores-recolectores. Los avances tecnológicos han reducido drásticamente el trabajo físicamente exigente, pero también han limitado la variedad de movimiento natural. El uso de ordenadores, teléfonos inteligentes y la automatización hace que muchas actividades se realicen en posiciones estáticas y a menudo poco fisiológicas. La mayoría de las personas pasa gran parte del día sentada —en la oficina, en el desplazamiento al trabajo o en el tiempo libre—. Esta postura estática sostenida conduce a una sobrecarga incorrecta de los discos. Además, los suelos duros y planos y el uso de calzado con suela rígida han cambiado la marcha y la carga sobre el aparato locomotor, lo que también repercute negativamente en los discos intervertebrales.
Además de las condiciones ambientales cambiadas, otros factores de riesgo que favorecen la aparición de una hernia son la predisposición genética, el sobrepeso, errores posturales y malalineaciones de la columna, así como el tabaquismo y el consumo de alcohol. A continuación se describen los efectos del estilo de vida modificado en la aparición de hernias de disco.

Falta de movimiento y estilo de vida sedentario

El estilo de vida moderno, caracterizado por la falta de movimiento y la vida sedentaria, provoca una carga incorrecta del aparato locomotor. La inactividad y el sedentarismo llevan a adaptaciones corporales que pueden causar una hernia de disco. Los siguientes cambios contribuyen significativamente al desarrollo de una hernia de disco.

Falta de movimiento y estilo de vida sedentario

  • Músculos debilitados y desequilibrios musculares

    El movimiento regular es esencial para fortalecer los músculos del tronco y la espalda y así estabilizar la columna. La falta de movimiento provoca el debilitamiento muscular. Unos músculos débiles aumentan notablemente el riesgo de hernia de disco. La musculatura profunda del tronco —especialmente los músculos de la espalda y del abdomen— desempeña un papel central en la estabilización de la columna. Si esta musculatura está debilitada, la columna pierde estabilidad y las cargas ya no se distribuyen de manera uniforme. Así aumenta la presión sobre los discos, especialmente en movimientos cotidianos como levantar, agacharse o girar.
    Los desequilibrios musculares —es decir, la descompensación entre distintos grupos musculares— agravan este efecto. Por ejemplo, si los extensores de la espalda están hiperactivos y los músculos abdominales son demasiado débiles, se produce una postura incorrecta y una sobrecarga de determinadas zonas de la columna. Esto conduce a un patrón de movimiento no fisiológico y, con el tiempo, puede someter los discos a un desgaste considerable.

  • Posturas incorrectas y sobrecarga de la columna

    Durante largas sesiones sentado, sobre todo en una postura inclinada hacia delante o con la espalda redondeada, la columna lumbar sufre una carga unilateral continuada. Esta posición provoca un aumento considerable de la presión en la parte posterior de los discos. Con el tiempo, el disco pierde elasticidad por la compresión sostenida y se vuelve menos resistente. El núcleo pulposo puede desplazarse hacia atrás a través del anillo fibroso —justo donde discurren raíces nerviosas sensibles. Si el anillo fibroso se debilita o se rompe, puede producirse una hernia.

  • Irrigación reducida y suministro a los discos

    Los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre las vértebras, dependen de una buena nutrición. Una irrigación reducida —por ejemplo, por largos periodos de sedestación sin movimiento— puede favorecer indirecta pero decisivamente una hernia de disco. Aunque los discos no están vascularizados directamente, dependen del suministro por difusión desde los tejidos circundantes. Este intercambio pasivo de nutrientes solo funciona si el metabolismo en los tejidos circundantes está activo —y esto ocurre principalmente mediante el movimiento. El movimiento hace que sangre y linfa circulen, lo que mejora el intercambio de nutrientes y desechos alrededor de los discos. En cambio, si se permanece sentado durante mucho tiempo, la circulación en la región pélvica y lumbar se reduce considerablemente. Esto significa que los discos reciben menos nutrientes y se acumulan productos de desecho —la regeneración se ralentiza y la estructura se vuelve más vulnerable al daño. A largo plazo, este proceso metabólico alterado puede conducir a la degeneración de los discos —el anillo fibroso se vuelve poroso, el núcleo pulposo se desplaza y, en el peor de los casos, se produce una hernia.

  • Alteraciones del pie

    La conexión entre los pies y la espalda puede no ser obvia a primera vista, pero es decisiva para la estática corporal. A través de la cadena biomecánica, alteraciones del pie como pie plano, pie cavo, pie con separación o pie valgo/varo pueden afectar al cuerpo entero —incluida la columna vertebral. Como el pie es la base de la marcha erguida, las desviaciones estáticas o dinámicas repercuten directamente en la postura, los patrones de movimiento y la distribución de cargas en el resto del cuerpo. Esto puede aumentar el riesgo de hernia de disco. En caso de una alteración del pie, el patrón de movimiento se modifica, lo que conlleva una estática y una dinámica de marcha defectuosas. Se generan movimientos compensatorios en rodilla, cadera y pelvis. La pelvis suele inclinarse ligeramente hacia delante o hacia un lado, lo que puede provocar una curvatura anómala de la columna —por ejemplo, una lordosis acentuada (hiperlordosis) o una desviación lateral (escoliosis). Estas desviaciones posturales aumentan la presión sobre determinados segmentos de los discos, especialmente en la región lumbar, aumentando el riesgo de hernia lumbar. Por la carga asimétrica o unilateral se produce un desgaste desigual de los discos. El anillo fibroso exterior puede volverse poroso, mientras que el núcleo pulposo ejerce presión hacia fuera —una condición que favorece la hernia.

    Además, las alteraciones del pie pueden provocar desequilibrios musculares, ya que ciertos grupos musculares se sobrecargan mientras otros permanecen débiles. Esto puede afectar la estabilidad de la columna y aumentar la carga sobre los discos. Un arco plantar sano actúa como amortiguador natural. En caso de malformaciones, el pie pierde esta función y las fuerzas de impacto al caminar o correr se transmiten sin amortiguación a las articulaciones y a la columna. A largo plazo, esto puede acelerar el desgaste del disco y causar dolor.

Pie planoPie plano
Pie cavoPie cavo
Pie en abanicoPie en abanico
Pie valgo/varoPie valgo/varo
  • Estructuras acortadas y tensas

    Estructuras acortadas y tensas —especialmente en la musculatura de la espalda, la pelvis y las piernas— pueden favorecer la aparición de una hernia de disco. La falta de movimiento y un estilo de vida predominantemente sedentario favorecen el acortamiento y la tensión de determinados grupos musculares. Esto desequilibra la musculatura y provoca posturas incorrectas y una distribución desigual de las cargas en la columna y en los discos. En particular en la región lumbar aumenta la presión en segmentos individuales del disco, lo que eleva el riesgo de hernia lumbar.

    Los músculos acortados, como los flexores de la cadera o los isquiotibiales, tiran de la columna de forma sostenida y limitan su movilidad. Al mismo tiempo, músculos tensos de la espalda y del cuello pueden comprimir artificialmente las vértebras. Esta sobrecarga mecánica permanente reduce el suministro a los discos, favorece su degeneración y aumenta el riesgo de hernia de disco.

  • Disfunción fascial

    Las disfunciones de la fascia pueden contribuir a la aparición de una hernia de disco de diversas maneras. Las fascias son estructuras de tejido conectivo que envuelven, conectan y estabilizan músculos, órganos y otros tejidos. Si estas estructuras están adheridas, endurecidas o tienen limitada su capacidad de deslizamiento —por ejemplo, debido a la falta de movimiento o a posturas crónicas incorrectas— pierden su función elástica y de soporte. Esto restringe la movilidad y perturba la coordinación muscular, conduciendo a un patrón de movimiento desequilibrado. Esto puede provocar sobrecargas a lo largo de la columna que aumentan la presión sobre discos individuales. Además, una cadena de tensión fascial puede producir, con el tiempo, cambios posturales compensatorios que alteran el movimiento natural de la columna. En consecuencia, aumenta el riesgo de microtraumatismos en los discos, lo que favorece la aparición de una hernia.

  • Rigidez articular

    La rigidez articular —especialmente en la columna, en la pelvis o en las caderas— puede incrementar considerablemente el riesgo de hernia de disco. Si determinadas articulaciones pierden movilidad, la dinámica natural del movimiento se ve alterada. La falta de movilidad en una zona suele compensarse con un exceso de movimiento en otra —frecuentemente en la columna lumbar. Esta sobrecarga compensatoria provoca una distribución desigual de las presiones sobre los discos, acelerando su desgaste y favoreciendo la aparición de una hernia lumbar o cervical.

    Además, la rigidez articular hace que los movimientos cotidianos sean menos fluidos y ergonómicos. En lugar de un movimiento amortiguado y uniforme, se producen picos de carga abruptos que sobrecargan los discos. El resultado: la presión sobre el núcleo del disco aumenta, lo que puede provocar su extrusión, sobre todo si el anillo está ya dañado o debilitado. Por ello, la rigidez articular aumenta indirectamente la probabilidad de hernia, sobre todo en las zonas lumbar y cervical.

Suelos duros y planos y calzado rígido y estabilizador

Los suelos duros y planos y el calzado rígido y estabilizador tienen un impacto significativo en el aparato locomotor y pueden favorecer una hernia de disco. Los factores siguientes contribuyen de manera considerable a la aparición de una hernia de disco.

Caminar sobre suelos duros

  • Los suelos duros y planos combinados con calzado rígido y estabilizador pueden perjudicar considerablemente la amortiguación natural del cuerpo y así favorecer una hernia de disco. Normalmente, el pie —especialmente el arco plantar elástico— junto con la musculatura y la cadena fascial actúan como un amortiguador biomecánico que atenúa las sacudidas al caminar o correr antes de que lleguen a la columna y a los discos. Si esta función de amortiguación natural se pierde por caminar de forma continuada sobre superficies duras o por llevar calzado rígido, las fuerzas de impacto se transmiten casi sin filtro hacia arriba por el sistema esquelético en cada paso. Estas mayores fuerzas de reacción del suelo afectan directamente a la rodilla, la cadera y, sobre todo, a la columna —especialmente en la región lumbar. Allí aumenta la carga mecánica sobre los discos, lo que a la larga puede provocar microlesiones, una degeneración acelerada del anillo fibroso y, finalmente, una protrusión o un prolapso discal.

    La entrada y el incremento temprano de la fuerza acortan el tiempo de reacción de los músculos estabilizadores de la espalda. Si la musculatura no se activa a tiempo para estabilizar la columna, se produce una carga descontrolada sobre los discos. La musculatura profunda del tronco y las estructuras circundantes son fundamentales para proteger la columna y los discos. Si esta función muscular protectora se ve afectada por una activación retardada o por debilidad muscular, se producen sobrecargas y errores de carga. A la larga, la insuficiente amortiguación muscular combinada con mayores fuerzas conduce a un desgaste creciente de los discos.

Ley de Newton

  1. Carga máxima en tiempo 1 al impactar con el talón en zapatos convencionales
  2. Carga máxima en tiempo 2 al impactar con el talón en zapatos kybun
  3. Fuerza en Newton
  4. Tiempo en segundos
  5. Caminar sobre suelo duro y plano con zapatos kybun
  6. Caminar sobre suelo duro y plano con otros zapatos
  • Función del pie restringida y debilitamiento muscular

    El uso de zapatos con suelas rígidas o elementos estabilizadores, junto con suelos duros y planos, impide el movimiento natural del pie. La reducción del rango de movimiento conduce a un debilitamiento a largo plazo de los músculos del pie y de la pierna, lo que ocasiona alteraciones del pie y una limitación de la función del arco plantar. Esto empeora la amortiguación y modifica la distribución de cargas en piernas y columna. La fuerza de reacción del suelo ya no se amortigua por la función del pie, sino que se transmite directamente a través de la rodilla y la cadera hacia la columna. Esto aumenta la carga sobre el disco y eleva el riesgo de prolapso discal.
    Las alteraciones del pie, como pie plano, pie en abanico, pie valgo o pie cavo, modifican la estática corporal y pueden desencadenar patrones de movimiento compensatorios, por ejemplo la inclinación pélvica o una curvatura anómala de la columna. Esto incrementa la carga mecánica sobre determinados segmentos vertebrales y debilita el control postural y la musculatura profunda. En consecuencia, surgen desequilibrios musculares, posturas incorrectas y una mayor presión sobre los discos.
    Una función podal sana y una musculatura plantar fuerte son a menudo un factor subestimado pero crucial para descargar la columna vertebral.

  • Alteración de la marcha y del rodamiento del pie

    El calzado inmóvil y los suelos duros y planos afectan el rodamiento natural del pie. Debido a la inelasticidad del suelo, tras el impacto del talón la fuerza de reacción se transmite directamente al pie. La musculatura encargada no puede contraerse en el tiempo ni con la intensidad necesaria para estabilizar adecuadamente las articulaciones del pie frente al rápido y elevado aumento de fuerza. Se produce el llamado “pie en colapso” (klappfuss), en el que el pie tras el impacto con el talón cae de forma descontrolada. Las fuerzas se transmiten sin filtro hacia arriba y sobrecargan la columna y sus discos.
    Además, la falta de flexibilidad del suelo impide un rodamiento natural hacia el antepié. Así el pie pierde la capacidad de absorber la fuerza de manera elástico-amortiguadora, emplearla para el movimiento hacia delante y transferirla de forma homogénea al cuerpo. Esta limitación afecta negativamente a toda la cadena de músculos y articulaciones: la ausencia o insuficiente rodadura reduce la activación de los músculos del pie, la pierna y el tronco y debilita importantes estabilizadores del aparato locomotor.

Síntomas de la hernia de disco

Los síntomas dependen con frecuencia de factores como la percepción del dolor, las causas de la hernia, el grado de afectación, la constitución física, etc. A menudo es posible sospechar una hernia por la sintomatología. Para obtener un diagnóstico definitivo debe consultarse a una médica o a un médico. Para el diagnóstico exacto de una hernia de disco se requiere una resonancia magnética (RM). Las radiografías suelen ser poco útiles porque no muestran tejidos blandos como discos o nervios. Sin embargo, una radiografía puede aportar indicios indirectos, por ejemplo mediante el estrechamiento de los espacios intervertebrales o cambios en los cuerpos vertebrales. A continuación se presentan los síntomas más frecuentes. Cabe destacar que también existen síntomas atípicos que no se mencionan aquí. La lista no es exhaustiva.

  • Dolor de espalda: Síntoma típico son los dolores localizados en la zona afectada de la columna, a menudo punzantes o tirantes, que se agravan con el movimiento o la carga.
  • Dolor irradiado: Dolores que siguen el trayecto de un nervio hacia las piernas (hernia lumbar) o los brazos (hernia cervical) por la compresión de la raíz nerviosa (por ejemplo, ciática). La irradiación a una o ambas piernas es típica de la hernia lumbar; la irradiación a uno o ambos brazos es típica de la hernia cervical.
  • Hormigueo y entumecimiento: Alteraciones sensoriales como sensación de “hormigueo” o adormecimiento en brazos, manos, piernas o pies indican irritación o compresión nerviosa.
  • Debilidad muscular: Los músculos afectados pierden fuerza, lo que puede manifestarse en tropiezos, dificultad para agarrar o pérdida de fuerza de prensión.
  • Limitación de movimiento: El dolor o déficits neurológicos suelen restringir la movilidad —los movimientos cotidianos resultan difíciles o dolorosos.
  • Signos de parálisis (raro pero grave): Pérdida parcial o total de la función motora en determinados grupos musculares indica una compresión nerviosa grave y requiere atención médica inmediata.
  • Trastornos del vaciado vesical o intestinal (¡urgencia!): Si se ven afectadas las raíces que controlan la vejiga o el intestino, puede producirse pérdida del control —en estos casos se trata de una urgencia médica (síndrome de cauda equina).
  • Dolor punzante al cargar: Dolor repentino tipo puñalada al levantar, agacharse o al toser/estornudar por irritación nerviosa.
  • Postura forzada: Las personas adoptan inconscientemente una postura de protección para evitar el dolor —a menudo con curvatura lateral de la columna.
  • Contracturas musculares: Tensiones protectoras en músculos de la espalda, las nalgas o el cuello que provocan endurecimiento y limitación del movimiento.
  • Rigidez matutina: Muchos pacientes notan rigidez o limitación de movilidad al levantarse por la mañana.
  • Dolor al sentarse o estar de pie mucho tiempo: Especialmente en la hernia lumbar, los síntomas empeoran al sentarse, mantener largas posturas de pie o conducir.
  • Dolor al toser o estornudar: El aumento de la presión intraabdominal sobrecarga el disco y provoca dolores cortos y agudos.
  • Extremidades frías o adormecidas: La alteración de la conducción nerviosa puede afectar la percepción de temperatura en brazos (hernia cervical) o piernas (hernia lumbar).
  • Trastornos de la coordinación: En hernias cervicales puede disminuir la motricidad fina —por ejemplo al escribir o manipular objetos pequeños.
  • Inestabilidad al andar: Paseos inseguros o tropiezos pueden deberse a una reducción del control muscular o a alteración de la propiocepción.
  • Pérdida de reflejos: En casos de déficit neurológico ciertos reflejos (por ejemplo, el reflejo rotuliano) pueden desaparecer o debilitarse.
  • Sensación de “miembros dormidos”: Molestias frecuentes tipo adormecimiento en pies o manos sin causa externa.
  • Agotamiento por dolor crónico: El dolor crónico lleva a fatiga física y mental y a trastornos del sueño.
  • Cefalea o mareo (en hernia cervical): La irritación o la tensión en la zona cervical pueden causar cefaleas tensionales o vértigo giratorio.

Terapias convencionales - Qué ayuda en la hernia de disco

Para tratar una hernia de disco existen varios enfoques. El objetivo siempre debe ser evitar una intervención quirúrgica. A continuación se enumeran algunas terapias para la hernia de disco. La lista no es exhaustiva. También se pueden combinar diversas medidas para tratar el dolor y evitar la cirugía. Se recomienda consultar a un médico para determinar la terapia adecuada en cada caso.

  • Medicación para el dolor: Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno o diclofenaco ayudan a reducir el dolor y la inflamación. En casos de mayor intensidad también pueden emplearse relajantes musculares o corticoides.
  • Fisioterapia: Mediante un diagnóstico específico se determinan los sintomas. En el tratamiento posterior, los ejercicios dirigidos mejoran la movilidad, fortalecen la musculatura y corrigen la postura. Así se descarga la columna, se reduce el riesgo de recaídas y se alivian los dolores.
  • Entrenamiento médico (MTT): Bajo supervisión se desarrollan fuerza, resistencia y movilidad para tratar la hernia. Una musculatura estable del tronco protege a largo plazo la columna y los discos. Con ejercicios dirigidos se puede acelerar la recuperación tras una hernia.
  • Infiltraciones / inyecciones: En dolores intensos se pueden administrar inyecciones locales (por ejemplo, corticoides o anestésicos locales) directamente en la raíz nerviosa para reducir la inflamación y aliviar el dolor.
  • Ergoterapia / educación postural: Los terapeutas ayudan a adaptar los movimientos cotidianos. La educación postural fomenta comportamientos ergonómicos al sentarse, levantar o caminar y puede prevenir hernias lumbares.
  • Terapia manual / quiropráctica: Mobilizaciones o manipulaciones suaves mejoran la movilidad de la columna y liberan tensiones musculares. Esto reduce la presión sobre los nervios y puede acelerar la recuperación tras una hernia.
  • Terapia del dolor / acompañamiento psicosomático: El dolor crónico afecta la psique. Programas multimodales combinan tratamiento físico y psicológico para la gestión del dolor a largo plazo.
  • Ayudas ortopédicas: Plantillas, vendajes o colchones ortopédicos pueden aliviar la columna y mejorar la postura —especialmente en caso de alteraciones del pie o desequilibrios musculares.
  • Terapia con calor o frío: Aplicaciones de calor (parches térmicos, fangos) mejoran la circulación y relajan la musculatura tensa. El frío, en cambio, puede reducir inflamación y dolor agudo.
  • Procedimientos naturopáticos / acupuntura: La acupuntura y otros métodos naturopáticos como las ventosas o la homeopatía pueden estimular la autocuración y aliviar el dolor, complementando la medicina convencional.
  • Pérdida de peso: El sobrepeso aumenta la carga sobre la columna y los discos. Una reducción sostenible del peso corporal puede disminuir la presión sobre los discos, favorecer la curación y prevenir la cirugía.
  • Descanso y pausas activas: Una protección temporal (sin reposo absoluto en cama) descarga la columna. Posteriormente se aumenta la carga de forma gradual con terapia activa para tratar la hernia.
  • Escuela de espalda / programas preventivos: En las escuelas de espalda se aprende comportamiento ergonómico y patrones de movimiento en la vida diaria. Esto reduce recaídas y contribuye a mantener la columna sana.
  • Cirugía de disco: Si aparecen parálisis, dolores persistentes o trastornos vesicales/intestinale,s puede ser necesaria una intervención quirúrgica. El objetivo es eliminar la presión sobre los nervios.

Dado que muchas de estas medidas no corrigen de forma duradera las consecuencias descritas de la falta de movimiento, el sedentarismo, los suelos duros y planos y el calzado rígido y estabilizador, las molestias asociadas a un prolapso discal pueden reaparecer regularmente. Por ello, el objetivo de cualquier tratamiento debería ser eliminar estas causas. El modo de acción de kybun demuestra ser una terapia adecuada para proteger y fortalecer la columna y los discos.

Modo de acción de kybun - Qué ayuda en la hernia de disco

Los productos kybun buscan eliminar las consecuencias nocivas de los suelos duros y planos y del calzado inmóvil y estabilizador, así como abordar activamente la falta de movimiento y el estilo de vida sedentario. Gracias a la propiedad elástico-rebote de los productos kybun, el aparato locomotor se descarga por un lado y se activa por otro. La descarga reduce inicialmente la fuerza que incide sobre los discos y los dolores. La activación pretende iniciar una marcha natural y favorable para las articulaciones y fortalecer la musculatura de todo el aparato locomotor, para que las molestias desaparezcan a largo plazo. Así, los zapatos kybun son muy adecuados en caso de hernia de disco, ya que ayudan en el tratamiento a través de los siguientes efectos:

  • Promoción del movimiento y reducción del tiempo sentado

    El movimiento regular y la reducción de actividades sedentarias desempeñan un papel central en la prevención de hernias de disco y en el alivio de molestias ya existentes. Está comprobado que el movimiento tiene efectos positivos en el dolor de espalda y que la inactividad suele agravarlo. Los productos kybun elástico-rebote fomentan la motivación para moverse, ya que caminar y estar de pie sobre este material único descarga la columna y los tejidos blandos circundantes. A continuación se exponen las numerosas ventajas de promover el movimiento en combinación con los productos kybun. Al usarlos, también se puede reducir el tiempo sentado, minimizando así los efectos negativos del estilo de vida sedentario.

  • Activación y fortalecimiento muscular gracias a la propiedad elástico-rebote

    Un sustrato elástico y reboteante puede fomentar la activación y el fortalecimiento muscular y así contribuir a la prevención de una hernia o al alivio de molestias existentes. Al caminar y estar de pie sobre una superficie cediendo e inestable, la musculatura —especialmente de pie, pierna, pelvis y tronco— debe realizar continuamente pequeños ajustes para mantener el equilibrio. Esta activación refleja y constante entrena en particular la musculatura profunda, esencial para la estabilización de la columna. Además de fortalecer los grupos musculares, mejora la coordinación intermuscular —es decir, el trabajo conjunto—, optimizando el control del movimiento y la estabilización de la columna.
    La activación del pie tiene también un efecto directo positivo en la prevención y el tratamiento de una hernia de disco. Los pies son la base de la postura corporal y juegan un papel central en la transmisión de fuerzas y en la amortiguación al caminar y estar de pie. Una musculatura plantar funcional no solo estabiliza el arco del pie, sino que mejora la estática corporal y la coordinación del movimiento.
    Si se activa la musculatura plantar, mejora la activación de la musculatura profunda en todo el aparato locomotor. Esto estabiliza rodilla, cadera y sobre todo la columna. Al mismo tiempo, una musculatura plantar activa que mantiene los arcos reduce los picos de carga que impactan en los discos en cada paso. Además, la desaceleración y el hundimiento controlado del talón en el material elástico-federante activan una precarga miofascial en los músculos implicados. Mediante esta precarga y la mejor actividad muscular, la columna puede estabilizarse y orientarse antes, reduciéndose la fuerza que incide sobre los discos.

Equilibrio y EMG

La capacidad de equilibrio se midió con una plataforma de fuerza mediante el movimiento del centro de presión de delante hacia atrás (ant-post) y lateralmente (med-lat) durante la bipedestación. Paralelamente, una electromiografía (EMG) registró la actividad muscular.

Con zapatos convencionales

  1. Reducción de la actividad muscular
  2. Reducción del rango de movimiento del centro de presión

Con zapatos kybun

  1. Aumento de la actividad muscular
  2. Aumento del rango de movimiento del centro de presión
  • Reducción de la carga de los suelos duros mediante efecto amortiguador

    Los suelos duros y planos transmiten en cada paso fuerzas de impacto directas a través de pies, rodillas y caderas hasta la columna. Estas microcargas repetidas aumentan a largo plazo la presión sobre los discos. Al impactar con el talón en los zapatos kybun, el material elástico-reboteante se comprime. Este efecto de rebote de la suela absorbe parte de las fuerzas y las devuelve durante la fase de despegue. La capacidad de absorción de la suela kybun produce un amortiguamiento que reduce los picos de carga en articulaciones y discos. De este modo los discos pueden cumplir mejor su función como amortiguadores y se ven sometidos a menos compresión unilateral o excesiva.
    Además, el cuerpo, al hundirse lentamente el talón en el material, dispone de más tiempo para activar los músculos relevantes. Con una mejor tensión muscular de base se estabilizan las articulaciones de la columna y se reduce así la fuerza que incide sobre los discos.

Ley de Newton

  1. Carga al impactar con el talón en zapatos convencionales
  2. Carga al impactar con el talón en zapatos kybun
  3. Fuerza en Newton
  4. Tiempo en segundos
  5. Caminar sobre suelo duro y plano con zapatos kybun
  6. Caminar sobre suelo duro y plano con otros zapatos
  • Rodamiento natural gracias a la activación muscular y la función de rodadura

    Al impactar con el talón en los zapatos kybun, el material elástico-federante se comprime. Este hundimiento más lento retrasa el momento de máxima carga. Este tiempo adicional ayuda a la musculatura a activarse a tiempo para colocar el pie controladamente tras el impacto. La activación de la musculatura plantar estabiliza el arco plantar y permite usar la función amortiguadora del pie. Esta amortiguación protege estructuras posteriores como rodilla, cadera y columna, evitando que las fuerzas se transmitan sin filtrar hacia arriba. A su vez, la activación muscular durante el impacto previene el perjudicial colapso del pie, permitiendo un paso hacia la rodadura natural sobre el antepié. Con la rodadura activa sobre el antepié la fuerza se deriva hacia el movimiento hacia delante. Además, la rodadura activa aumenta el rango de movimiento de las articulaciones superiores, lo que genera rotación del tronco. El uso de todas las articulaciones en su rango máximo posible distribuye la carga de forma uniforme por el cuerpo y descarga así los discos. La rotación del tronco genera movimiento entre las vértebras, lo que nutre el disco. Más información en «Mejora de la circulación mediante mayor actividad".

Rodadura natural del pie

  • Cuidado y protección de las fascias

    Caminar sobre un sustrato elástico-federante puede contribuir de forma importante a proteger y cuidar las fascias —y así prevenir la aparición de una hernia y aliviar molestias existentes. Las fascias, es decir, el tejido conectivo que envuelve y conecta músculos, órganos y articulaciones, reaccionan de forma sensible al movimiento —especialmente a estímulos suaves, rítmicos y reboteantes, como los que se generan al caminar sobre una superficie elástico-federante. Este tipo de movimiento favorece la circulación, el intercambio de líquidos entre capas fasciales y el drenaje de residuos metabólicos, previniendo o disolviendo adherencias y endurecimientos. Si las fascias reciben poca o una carga unidireccional —por ejemplo, por sentarse largo tiempo o por patrones de movimiento rígidos— pierden elasticidad y capacidad de deslizamiento. Esto puede limitar el movimiento, provocar tensiones musculares y cargas incorrectas sobre la columna, incrementando el riesgo de hernia. Las tensiones fasciales comprimen las vértebras entre sí, con lo que se produce una compresión del disco y una sobrecarga. Un sustrato elástico-federante induce movimientos más naturales y fluidos que movilizan y mantienen las fascias elásticas y protegidas. Conservando la función de la red fascial, se estabiliza la columna, se distribuye la presión de forma más uniforme y se contribuye a descargar los discos. Así se reduce el riesgo de prolapso y se favorece la regeneración y el alivio del dolor en casos ya existentes.

  • Mejora de la circulación mediante mayor actividad

    Caminar y estar de pie en un sustrato elástico-federante aumenta de forma natural la actividad y, con ello, mejora la circulación en todo el aparato locomotor, incluida la musculatura próxima a la columna y los discos. Una mejor circulación implica que los tejidos circundantes —músculos, fascias y también los discos (indirectamente por difusión)— reciban más oxígeno y nutrientes. Esto es crucial porque los discos carecen de irrigación propia y dependen del movimiento para absorber nutrientes y eliminar desechos. En conjunto, la mayor irrigación derivada de la actividad regular sobre una superficie elástica favorece la regeneración, el mantenimiento de la función discal y puede reducir el riesgo de prolapso o mitigar las consecuencias de una hernia existente.

  • Distribución de presión optimizada

    La planta completa del pie queda rodeada por este material elástico-reboteante único. Esto conduce a una distribución optimizada de la presión en los pies y a una reducción de los picos de carga, de modo que las fuerzas de impacto se reparten de forma más homogénea por pies, piernas y columna. En consecuencia, también puede reducirse la carga puntual sobre los discos. Además, el ligero movimiento constante al usar los productos kybun aumenta la superficie de carga, lo que disminuye los puntos de presión individuales. De este modo los discos se protegen frente a sobrecargas y lesiones.

con kybun

sin kybun

Consejos de uso en hernia de disco

Antes de usar los zapatos kybun por primera vez, conviene tener en cuenta algunos consejos de aplicación. El uso correcto puede ayudar a aliviar el dolor por hernia. El tratamiento de una hernia de disco también debe complementarse con una terapia específica, que se explica en la siguiente sección.

  • Use los zapatos kybun al principio sólo durante el tiempo que su cuerpo tolere. Haga pausas de uso si el dolor de disco aumenta o aparece fatiga del aparato locomotor. El tratamiento necesita tiempo. Debido a la propiedad activadora de los productos kybun, la musculatura se entrena y al inicio pueden producirse reacciones iniciales.
  • Debe reducir sobre todo caminar y estar de pie durante dolor agudo, así como la duración del tiempo sentado. Permanecer sentado demasiado tiempo tiende a agravar el dolor de disco porque la presión en los discos es máxima. También se deben reducir movimientos o posturas que aumenten la presión sobre el disco afectado o que sobrecarguen la raíz nerviosa irritada. No es raro que las personas con hernia se quejen de dolor al girar o inclinar el tronco lateralmente o al flexionar la columna hacia delante.
  • Presione activamente el talón contra el material elástico-federante al apoyar el talón y perciba la capacidad de amortiguación de los zapatos kybun. El amortiguamiento debería absorber y reducir los impactos en la espalda, disminuyendo la carga sobre los discos.
  • Si el dolor de disco mejora, intente rodar activamente por el antepié. Al aumentar el rango de movimiento del pie también se genera más movimiento en la espalda, lo cual ayuda especialmente en caso de tensiones y bloqueos. Si una rodadura activa no es posible debido al dolor, reduzca la rodadura por el antepié.
  • Intente complementar con los ejercicios a continuación para potenciar el efecto de los zapatos kybun y aumentar la probabilidad de recuperación. Estos ejercicios se plantean como terapias complementarias y forman parte del tratamiento del dolor discal.
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Ejercicios útiles en la hernia de disco

Para potenciar la eficacia de los zapatos kybun y acelerar la recuperación tras una hernia, recomendamos realizar los siguientes ejercicios para el dolor discal. La selección no es exhaustiva y puede complementarse con otras terapias. En general, durante los ejercicios tras una hernia el dolor en la zona dorsal no debe aumentar. Si un ejercicio incrementa el dolor, debe suspenderse. Se buscan sensaciones placenteras y descontracturantes, no empeoramiento del dolor.
Los ejercicios se dividen en: “Caminar correctamente con los zapatos kybun”, “Entrenamiento de la longitud muscular”, “Rodaje de fascias” y “Fortalecimiento”. Idealmente, estas áreas se usan de forma complementaria en la terapia.

Caminar correctamente con los zapatos kybun
La calidad de cada paso es decisiva en el tratamiento para reducir el dolor y eliminar las malas cargas. Los zapatos kybun son así una terapia adecuada.

Impacto activo con el talón
Impacto activo con el talón
  • Clavar el talón profundamente en el material elástico-federante para apreciar la amortiguación de la suela kybun.
  • Mantener una postura controlada del pie para que no se incline hacia adentro ni hacia afuera.
  • Apoyar controladamente la parte media y delantera del pie para reducir la carga sobre el cuerpo.
Rodadura activa del pie
Rodadura activa del pie
  • Rodar activamente sobre el antepié usando el máximo rango de movimiento.
  • El uso del rango máximo es importante para que a través de la pelvis se genere un alineamiento fisiológico con la espalda.
  • Si los síntomas de la hernia reaparecen con la rotación de la columna, debe reducirse la rodadura.

Entrenamiento de la longitud muscular
Este entrenamiento es fundamental en el tratamiento de la hernia, ya que la hernia y el dolor suelen originarse por acortamientos, tensiones y bloqueos de las estructuras miofasciales. Mediante estiramientos dirigidos se pueden abordar estas restricciones y tensiones, siendo así una terapia eficaz.

Apertura de la cadera
Apertura de la cadera
  • Posición inicial en cuadrupedia.
  • Colocar el pie izquierdo delante, junto a las manos.
  • Estirar la pierna derecha hacia atrás y apoyar el pie plano. Asegúrese de que la cadera y la columna están en línea.
  • Para intensificar el estiramiento empuje la cadera hacia delante y hacia abajo según la movilidad individual.
  • Realizar 1–2 veces al día.
  • Mantener 3 x 30 segundos.
Cuádriceps (anterior del muslo)
Cuádriceps (anterior del muslo)
  • De pie, coger el dorso del pie izquierdo con la mano izquierda. Para mantener el equilibrio, puede sujetarse con la mano derecha a un objeto estable.
  • El muslo izquierdo debe estar paralelo a la pierna de apoyo.
  • Mantener la espalda recta.
  • Inclinar ligeramente la pelvis hacia delante para intensificar el estiramiento del muslo.
  • Tirar del talón hacia el glúteo, con la rodilla dirigida hacia abajo. Cuanto más cerca esté el talón del glúteo, mayor es el estiramiento.
  • Realizar 1–2 veces al día.
  • Mantener 3 x 30 segundos.

Rodillo de fascias
El entrenamiento fascial con rodillo es importante en el tratamiento del dolor discal, ya que este a menudo se origina por acortamientos, tensiones y bloqueos miofasciales. Con un rodaje regular de las cadenas miofasciales acortadas y tensas, el uso del rodillo es una terapia activa para la hernia.

Músculos glúteos
Músculos glúteos
  • Flexione ambas piernas y ruede la mitad correspondiente de los glúteos con la pelota fascial. Aumente la presión apoyando la pierna de forma unilateral. Si aparecen dolores de muñeca, el ejercicio se puede realizar apoyando los antebrazos.
  • Realice la acción lentamente y controlada.
  • Ajuste la presión según la sensación personal, pero hasta el umbral de dolor tolerable.
  • Enrolle puntos con adherencias de forma más intensa o mantenga la posición allí.
  • 3 minutos por lado.
  • Realizar 1–2 veces al día.
Cuádriceps (anterior del muslo)
Cuádriceps (anterior del muslo)
  • Posición inicial en decúbito prono.
  • Colocar el rodillo grande bajo el muslo de la pierna estirada. La otra pierna se apoya flexionada para controlar el movimiento.
  • Rodear activamente el cuádriceps desde la cadera hasta por encima de la rodilla.
  • Realizar los ejercicios lentamente y controlados. Ajustar la presión según la sensación, hasta el umbral de dolor tolerable.
  • Enrolle con más intensidad las adherencias puntuales o mantenga la posición sobre ellas.
  • 3 minutos por lado.
  • Realizar 1–2 veces al día.

Fortalecimiento

Un entrenamiento de fuerza específico ayuda a estabilizar el tronco y así descargar la columna, lo cual es esencial en el tratamiento de la hernia de disco. La musculatura fortalecida puede absorber mejor las fuerzas que actúan sobre los discos en cada movimiento. Además, los músculos estabilizan las articulaciones, protegiéndolas ante sobrecargas y posiciones incorrectas. Los ejercicios de fuerza son una terapia eficaz y contribuyen a aliviar el dolor a largo plazo.

Cuadrupedia (Bird-Dog)
  • Posición inicial en cuadrupedia.
  • Colocar las manos al ancho de los hombros y las rodillas al ancho de la pelvis.
  • Extender la pierna derecha hacia atrás y el brazo izquierdo hacia delante.
  • Mantener la espalda recta y estable.
  • A continuación unir la pierna derecha y el brazo izquierdo y volver a estirar.
  • 3 series de 8–12 repeticiones.
  • Realizar 2–3 veces por semana.
Cuadrupedia 1
Cuadrupedia 2
Puente
Puente
  • Posición inicial: decúbito supino con piernas flexionadas (anchura de cadera). Los brazos estirados a los lados.
  • Elevar activamente la pelvis del suelo hacia el techo (la cadera debe quedar completamente extendida en el punto más alto).
  • Mantener la posición máxima durante 4 segundos.
  • Asegurarse de que la fuerza proviene de los glúteos (no de los talones o de la parte posterior del muslo).
  • Bajar la cadera lentamente sin que los glúteos toquen el suelo.
  • 3 series de 8–12 repeticiones.
  • Realizar 2–3 veces por semana.
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Ejercicios especiales

Para información sobre ejercicios especiales con el zapato kybun y ejercicios básicos en la esterilla kybun.
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